Desbarrar 2. intr. Discurrir fuera de razón.

Digresión 1. f. Efecto de romper el hilo del discurso y de hablar en él de cosas que no tengan conexión o íntimo enlace con aquello de que se está tratando.

Ayer me quedé hasta las 2:30 o así trabajando en la tesis con el Excel y sus hojas de cálculo, toda una experiencia erótico-festiva. Ni os lo podéis imaginar. Por si fuera poco soñé con el puto Excel, con filas y columnas que se interrelacionaban y combinaban por sí solas de forma espontánea formando matrices.

Pese a trasnochar, me he levantado a las 7:30 a.m. y me he ido a correr, emulando al viejo del anuncio de Coca-Cola, para posteriormente acudir a la audiencia que me había concedido el Gran Kahn, privilegio al alcance muy pocos mortales. Le he mostrado mi trabajo al Gran Kahn, que ha quedado complacido y me ha emplazado para otra audiencia el Viernes, cuando acudiré con nuevos presentes para él, en forma de microsimulaciones de pensiones realizadas en Excel.

He vuelto a leer EL PAIS on line y sus editoriales de mierda, pero esta vez me he contenido y no les he mandado una (es decir, otra) carta al director mentando a la puta madre Felipe González y Polanco. No por falta de ganas, sino porque escribir cartas me roba tiempo de tomar cafés aguachirris en la universidad. Y es que me estoy haciendo un blando.

Menos mal que estos muchachos del doctorado no son de mi escuela, la Cofradía Saimaza Los Muy Cafeteros, que es la de tomar dos o tres cafés a lo largo de la misma mañana, de una hora cada uno y con tertulia incorporada, haciendo pausas para trabajar un poco entre medias. Los horarios del funcionariado español, ya sabéis.

La tostada que llevaba encima cuando fui a currar era de las que hacen época, con cambios de humor bruscos en intervalos de media hora.

La “estudiante-recepcionista-agradable-a-la-vista” no ha hecho acto de presencia (aunque la he visto por el recinto), pese a que poseo más informaciones y ya controlo los horarios del cambio de turno en recepción, cual londinense que conoce al dedillo cuando se produce el cambio de la Guardia del Palacio de Buckingham. Unas pocas más de neuronas más dañadas y sacrificadas en honor a La Tesis y se convertirá en un nuevo símbolo sexual del blog ya al mismo nivel que la rusa de Harvard, aunque todavía un escalón por debajo la sueca del escote de Estocolmo (os jodéis que no hay foto de la sueca, poned alguna marranada en google y os saldrá algún sucedáneo). La cosa queda como sigue en materia de rayadas mentales y fijaciones varias:

De hecho, dada la simpatía que en general exhiben las mexicanas que he conocido, estoy incluso barajando tratar de hacer una aproximación (en términos científicos, approach) a la chava en cuestión, con el peligro (entiéndase: con la completa seguridad) de que la muchacha me va a dar un corte o contestación de esos que se te quedan grabados a fuego (como los salmantinos marcan a los marranos de Guijuelo), forman parte de tu herencia y se lo puedes contar a tus nietos. Barajo dos estrategias puras y varias mixtas. Y es que este blog empezó así a la bobada pero ya es como el diario de Patricia, aquí contando mi vida. Hasta me relaja escribir, aunque leáis cuatro.

Lo que hace el aburrimiento y la tesis de los cuyons.

Como a las 7 pm o así he descubierto una fiesta en el comedor principal de la UDLAP. Como todo buen español que se precie, he acudido como alma que lleva el diablo (o como extranjero que va al baño tras comer picante) a ver si daban comida o cualquier otra cosa gratis. Lamentablemente no, y sólo había adolescentes bailando con las hormonas revueltas . Y encima aquí ni se maman.
Pero yo ya estoy viejo para ciertas cosas y me retiré a mis Cuarteles de Invierno, como Julio César.

Estoy barajando, tras recibir unas interesantes referencias, ir a unos brujos indígenas a cinco horas en bus que te dan unas setas y unos potingues y haces un viaje astral de dos días sin despertar (si despiertas). Y es a precio de cubata. Dicen que te metes en cuerpos de otras personas de otras épocas y cosas de esas.